dilluns, 5 de març del 2012

Firma invitada: Bits pasados no mueven consolas, by Muramasa



 ¿Quién no recuerda aquellos juegos de la ya mítica NES? Aquellos que eran, supuestamente, 100 juegos, pero eran diez y lo único que cambiaba era la paleta de colores. Por aquel entonces nadie se quejaba de los gráficos, ni de las texturas, ni siquiera de que tal o cual juego tuviera una historia absorbente. Y es que el mundo de los videojuegos todavía estaba en pañales, aunque empezaba a gatear; ya hemos visto aquí artículos de videoconsolas anteriores. El mundo de los ocho bits era apasionante, las melodías eran pegadizas y la dificultad intrínseca del juego nos motivaba a continuar, a superarnos, a repetir una y otra vez el juego, únicamente para ver que seguíamos siendo unos cracks, más que por desbloquear extras.

Y llegaron los dieciséis bits. Que fue la primera videoconsola que tuve. Mi juego favorito era el Super Mario World. La música mejoró con respecto a la NES, pero seguía siendo a base de melodías pegadizas, aunque ahora ya no tanto, y habían conseguido insertar efectos de sonido trabajados. Siempre he sido un agarrado y no tuve demasiados juegos, pero algunos de ellos eran apasionantes, por ejemplo el Street Fighter II Turbo, el Sensible Soccer o uno un tanto curioso de plataformas llamado Bubsy, entre otros.

El  Street Fighter II Turbo  era para mí un calvario, porque la máquina siempre era mejor que yo. Me apaleaban, me lanzaban bolas de fuego, bolas de energía, me electrocutaban o incluso pasaba a través de mí una apisonadora psíquica. El mando respondía de manera nefasta ante mi tremebunda estupefacción, y me seguían apaleando. Pero yo lo intentaba, sin ningún tipo de desbloqueable que me motivara. Tal vez en esa época ni siquiera sabía lo que era un desbloqueable.

En cambio ahora en un juego de lucha tenemos unas facilidades increíbles, a veces los oponentes parecen retarded, y tenemos como motivación un extensísimo elenco de luchadores, y como motivación extra unos luchadores desbloqueables. Los controles van finísimos y los gráficos están tan trabajados que casi podríamos recibir una patada que sale de la pantalla.


El Sensible Soccer era una maravilla. Los controles eran lo más sencillo y las tácticas una broma. Tenía de real lo que yo de físico (interpretadlo como queráis), incluso al no disponer de licencias de ligas ni nada, los nombres de equipos o jugadores tenían letras cambiadas. Podías meter goles desde el medio del campo, incluso.

En cambio, ahora los juegos de deportes tienen unos graficazos que no te los acabas, pero es casi imposible emular la realidad, con lo que siempre queda el sentimiento de "si pudiera...". Los controles te permiten chutar de mil maneras distintas siempre que recuerdes qué botón o combinación de botones hace qué. Y muchas veces culpamos a las físicas de que el balón siga la trayectoria que sigue, en vez de experimentar lo que es chutar de manera real de mil maneras distintas, y que no siempre salga como esperas, ni que haya alguna debilidad en la programación para meter verdaderas panaderas al oponente. Incluso me atrevería a decir que los juegos de ajedrez cada vez hacen unas piezas más y más reales.


El Bubsy era un sencillo juego de plataformas con el que se podían conseguir ritmos trepidantes, pero que normalmente acababan con el bichejo protagonista chafado, encastado, noqueado, ahogado, etc. Cuando te lo pasabas la única satisfacción que te quedaba era la de haber hecho tu trabajo con gran esfuerzo. Otro de plataformas que recuerdo era el Plok, un juego sumamente difícil que nunca llegué a pasarme, y del que iba a temporadas. Recuerdo también que tuve el juego de Aladdín de plataformas, que no era muy difícil pero tenía sus trucos, y me encantaba.

Antes se compraba un juego completo, y cuando te lo pasabas ya no había más, pero es que probablemente el juego no requeriera más. Ahora casi todos los juegos van con DLC, contenido descargable, y pasarte una campaña no implica haberse pasado el juego porque pueden haber más partes, y según las partes a las que haya jugado habré jugado a un "juego" distinto que otro que se haya bajado otras "partes" o alguien que no se haya bajado ninguna. Ahora los juegos vienen con un montón de extras, incluso puedes descargarte extras.

Antes jugar a videojuegos implicaba ser diferente socialmente, porque el multijugador era poco más que una entelequia, ahora hay videojuegos de todo para todos los públicos. Antes encontrar un punto de guardado era poco más que encontrar el Santo Grial, ahora guardar es un puro trámite.

[Nota de scaramanga: yo también tenía el Bubsy y suscribo lo que dice Muramasa de pe a pa. Jugar al Bubsy (un juego tan bello como desesperante) como podía ser una tortura china por su velocidad extrema y controles rarillos. Afortunadamente ya no lo tengo: mi hermano lo cambió a una amiga por el Sonic 2 y jamás se acordaron de devolvérselo. Ahora tenemos un bonito Sonic 2 en la colección.
Agraeixo de tot cor la nova col·laboració de Muramasa]

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